| 2016
Monstera deliciosa. Lo anormal en el jardín sucede. Los orificios poco a poco dan lugar a la posibilidad de un largo plazo aun en este vertiginoso Antropoceno. Nada sin insistir en lo mismo una y otra vez y muchas veces otra vez germinaría. Descomunal y grotesca la hoja ríe al escuchar el adagio: “Vivir es estar entre los hombres”.
En la práctica artística de María José Romero subyace una constante y obsesiva búsqueda de las distintas dimensiones formales y perceptuales que componen a lo que normalmente llamamos naturaleza. Sin embargo, su relación con esta no es ni la de un romántico paisajista ni la de un científico que la investiga a fondo para así poder explicarla al mundo y humanizarla. En contrapartida, la naturaleza para ella es un delicioso problema, un enigma al que accede a través de la representación de minúsculos fragmentos del universo donde, paradójicamente, todo sucede porque todo se contagia en una delirante mañana crapulosa. Ahora.
A caballo entre la abstracción y la figuración, la pintura y el dibujo gestuales de esta artista exigen del espectador un compromiso, un diálogo pausado en el que no tiene cabida la aceleración por sí misma, por esta continua necesidad contemporánea de dejar atrás y así avanzar, progresar. Aquí, en cada obra y en la exposición misma en tanto puesta en escena, es fundamental la pausa, el detenimiento que nos permita acceder a las distintas epidermis, densidades y cadencias de este armónico cuerpo de obra.
Lo erógeno como semilla… espere…
“Nos esconden alguna cosa, el telón se va a levantar”…sospechaba Bertolt Brecht
¡Espere!
Curaduría: Víctor Palacios
Ciudad de México, 2016